
Retomando viejos hábitos
entre paredes de ladrillos,
he bebido de cada vaso
que me han compartido.
Después de los fracasos espesos
y las noches de teatro,
él también está soltero
¿Dónde olvidamos el encanto?
Disponibilidad horaria
y ganas de viajar…
El problema de la cuenta bancaria
me empieza a avejentar.
Después de convertirme en piedra,
¿Es posible volver a confiar?
Yo también estoy soltera
pero no sé de qué hablar.
Las risas en los pasillos
no parecen baterías...
Guarda tus billetes en los bolsillos,
igual tendremos pesadillas.
Aldana M. Giménez