A las nubes
que van y vienen,
a la
luna que brilla un día más que otro,
a las
abejas que llevan el polen,
al
jazmín que florece cada primavera,
a la
lluvia que cae y se seca,
a la
temporada de otoño que sigue,
nadie
les habla de aburrimiento
solo
porque ya los vieron antes.
En tus
manos cansadas,
en tus
pasos que ya no sabes detener,
en tu
piel envejeciendo sin control,
en tu
aspecto incalculado,
en tu
rutina de causa y consecuencia,
en tu
voz que cuenta, pero no dice,
solo te
falta un lapsus desmedido
de
juventud y rojeces.
A las
nueve de la noche
en mi
puerta o la tuya,
a la
persiana con llave
entre
paredes redescubiertas,
a tus
ojos destapados con picardía
en mis
labios para estrenar.
Búscame
en el humo nocturno,
que te
pone sonriente y liviano.
Aldana M. Giménez
16/12/22