Ahí, en ese lugar escondido
de vegetación abundante
juro que escuché viajar un sonido
tal vez fueron nuestros suspiros, chocolate,
allí, entre agua y montaña
el viento helaba mis sentidos
por eso yo escribía con tus palabras
y tú pintabas con mis latidos
justo me besas…
con tu elegancia y tu misterio
entonces te beso de vuelta,
con mi impaciencia y mi son sureño.
Silencio, regreso a la normalidad
acá, alimentando desconcertados
los olores y el huracán
que nos revolvieron los labios.
Aldana M. Giménez
Mayo 2018
Muy bueno, poeta. Que siga siendo claro el llamado a escribir, aunque en ello se acuda al propio destierro, la incomodidad de la palabra que delata, los siempre incomprendidos sentimientos.
ResponderBorrarJorge gracias por tus palabras y por pasarte por mi blog.
BorrarMe encanto te felicito por tu talento en la poesía
ResponderBorrar¡Muchas gracias!
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