Tal vez, por un ínfimo instante,
todos estemos siendo los buenos.
Entre partículas ligeras,
viajan destellos holográficos simples,
pegándose en las mejillas,
eludidos por orificios invisibles,
llegando al corazón del otro,
despertándole magnetos naturales,
que habían estado a la espera, dormitados,
por tener fe en que la gente buena existe.
Tal vez, por un lapsus en la noche,
todos terminemos siendo los buenos,
entre cubiertos espacios
con perfume a reconocida menta,
brindando un color en los labios,
leyendo genuinas disculpas,
llevándonos a la cama una bocanada serena,
descansando en sábanas nuevas y celestes,
vigilamos la voz de la conciencia, mutada,
un segundo sin nada que reclamarnos.
Tal vez, como un acto reflejo
que actúa y luego procura entender,
todos queremos ser
los buenos.
Aldana M. Giménez